ENTRENAR PARA CONSTRUIR LA BASE DE PREPARACION FISICA DE LOS JUGADORES JOVENES DE DEPORTES DE CONJUNTO
Debido a los crecientes conocimientos de los métodos de entrenamiento específicos del deporte entre los entrenadores, los padres y los mismos atletas jóvenes, a menudo existe una presión para prescribir únicamente un entrenamiento que imite al deporte elegido en el que participa el joven jugador. Una de las recomendaciones más importantes de las autoridades de entrenamiento juvenil es que durante todas las etapas de desarrollo, el jugador joven debería practicar una variedad de deportes y actividades de entrenamiento con el fin de facilitar su desarrollo atlético en general (5). Se aboga por que el jugador joven se especialice sólo en el deporte y la posición de juego una vez que ingrese al último período de la adolescencia, lo mismo se aplica en lo que respecta a la preparación física.
Cook (7), un notable fisioterapeuta y entrenador de fuerza y acondicionamiento, describió un modelo pirámide para las habilidades que constituyen el atletismo. La base de la pirámide del atletismo consiste en la movilidad y la estabilidad. La movilidad es el rango activo de movimiento para los movimientos funcionales, y la estabilidad es la habilidad de mantener la postura y el equilibrio durante el movimiento atlético. La parte que sigue hacia arriba en la pirámide del atletismo podría describirse como el movimiento funcional. Todos los deportes y eventos atléticos tienen movimientos básicos en cierta combinación, que incluyen ponerse en cuclillas y levantarse, empujar y tirar, embestir, de locomoción (por ej., la carrera), y girar (35). La parte superior de la pirámide del atletismo es de habilidad funcional, que puede verse en términos de entrenamiento de fuerza específica del deporte y habilidad motriz. Por lo tanto el entrenamiento para formar atletas jóvenes debe comenzar en los cimientos de la pirámide del atletismo y construir hacia arriba. Por consiguiente, el desarrollo de la movilidad y la estabilidad es la prioridad principal cuando se entrena a jugadores jóvenes. Luego, estas cualidades apuntalan la habilidad del jugador para realizar los movimientos básicos que son comunes a todos los deportes. Como afirma Cook: “El movimiento básico ayuda a realizar el movimiento específico” (7). Es decir, las habilidades de movimiento básico del jugador determinarán su habilidad para realizar los movimientos específicos del deporte. No tiene sentido intentar imponer un entrenamiento específico de un deporte sobre patrones de movimiento básico con imperfecciones. De lo cual se deduce que las actividades de entrenamiento en esta etapa de preparación física del atleta deberían incluir en su mayor parte movimientos atléticos básicos. La selección de los ejercicios entonces puede cambiar de manera progresiva hasta llegar a los movimientos específicos del deporte con los progresos del desarrollo físico del atleta.
ENTRENAMIENTO NEUROMUSCULAR Y DE HABILIDAD MOTRIZ
Como se discutió anteriormente, la movilidad y la estabilidad son los objetivos principales del entrenamiento para construir la base del atletismo en los jugadores jóvenes. Las intervenciones en el entrenamiento neuromuscular a menudo comprenden ejercicios de entrenamiento de la estabilidad dinámica y el equilibrio (37). Estas formas de entrenamiento neuromuscular ofrecen un medio para el desarrollo del equilibrio de todo el cuerpo y del control postural (46), que apuntala la estabilidad. Las habilidades de movimiento funcional, el piso siguiente en la pirámide de atletismo, también se pueden desarrollar a través de la instrucción y el entrenamiento apropiados de la habilidad motriz (37).
Los atletas púberes tienen menos rendimiento mecánico en comparación con los atletas adolescentes. Aunque el rendimiento mecánico mejora cuando el joven atleta avanza hacia la pubertad, los atletas adolescentes tienen menos rendimiento mecánico que los adultos (38). De lo cual se deduce que hay un alcance considerable en este aspecto de la práctica para mejorar a través de la instrucción y la práctica específicas. Se ha identificado a la economía del ejercicio como un área para desarrollar en los atletas jóvenes (38), permitiéndole al jugador joven mantener un índice relativo de trabajo más alto durante el transcurso de un partido.
Algunas pruebas sostienen que el entrenamiento del potencial neuromuscular intensifica el rendimiento atlético de los jugadores jóvenes. El entrenamiento de salto que incorpora un entrenamiento e instrucción específicos de las mecánicas correctas de movimiento ha demostrado que mejora el salto vertical y las biomecánicas de movimiento de las atletas femeninas de la escuela secundaria (36). La intervención de un entrenamiento neuromuscular mejoró de manera significativa la alineación de los miembros inferiores y redujo los ángulos del valgo de la rodilla en las atletas femeninas jóvenes (39). De manera similar, el entrenamiento de equilibrio mejoró el rendimiento en la agilidad de la carrera lanzada en un grupo de entrenamiento recreativamente activo de géneros mixtos (46). El entrenamiento dinámico de equilibrio también ha demostrado reducir de manera significativa las fuerzas de impacto en la toma de contacto con el suelo en jugadoras adolescentes de deportes de equipo (37). A las capacidades de control neuromuscular que le permiten a un atleta disipar las fuerzas de impacto y mantener la alineación adecuada de los miembros inferiores se las ha identificado como factores clave para reducir el riesgo relativo de sufrir una lesión (42). Las dos formas de entrenamiento neuromuscular que se describen arriba pueden así ayudar a prevenir lesiones a través de diferentes mecanismos.
Los atletas pre-púberes tienden a sufrir carencias de control neuromuscular, en especial, la alineación del valgo de la cadera, la rodilla y el tobillo durante las tareas de toma de contacto con el suelo del salto (2). Esto es indicio de una habilidad incapacitada para controlar el movimiento articular, en especial en la rodilla y, como tal, se la asocia con un incremento en el riesgo de sufrir una lesión (14). Por lo tanto entrenar para mejorar el control neuromuscular de los miembros inferiores parece ser importante para corregir la alineación de los miembros inferiores potencialmente perjudiciales cuando se lo advierte en jugadores pre-púberes de deportes de equipo.
En particular, fueron las atletas jóvenes femeninas quienes mostraron estas características (2). Las cuestiones sobre el control neuromuscular pueden contribuir a que las atletas femeninas tengan ligamentos predominantes. En concreto, como resultado de una estabilización muscular activa inadecuada, las niñas pueden fiarse más de un apoyo ligamentoso para ayudar a estabilizar las articulaciones de los miembros inferiores, sometiendo a estos ligamentos a una tensión mayor (14). En conjunto con los factores anatómicos, incluyendo la hipermovilidad y laxitud articular de las articulaciones de los miembros inferiores, esta tensión puede hacer que las niñas sean más propensas a sufrir una lesión en los ligamentos de los miembros inferiores que los varones. Las niñas parecen mostrar un grado de movimiento mayor del valgo de la rodilla en su pierna dominante (14). Dichos desequilibrios laterales en el control y la coordinación neuromuscular representan otro factor de riesgo de sufrir una lesión.
Cuando los varones atraviesan la pubertad, experimentan un estirón neuromuscular, que acompañado del crecimiento de los miembros y los cambios propicios en la composición corporal (es decir, la masa muscular incrementada en relación con la masa grasa), mejoran su biomecánica (42). Un aspecto que se observa de esta mejoría es un aumento en la habilidad de disipar las fuerzas de reacción del suelo en la toma de contacto con el mismo. Estas fuerzas de impacto de la toma de contacto con el suelo, luego, influencian directamente la carga amortiguada a través de las articulaciones de los miembros inferiores (22). Este fenómeno de estirón neuromuscular no ocurre en las niñas. La carencia de cualquier mejoría notoria en la potencia y el control neuromuscular, en combinación con el crecimiento de los miembros y las ganancias en la masa corporal, puede hacer que los miembros inferiores sean aún más inestables en las niñas adolescentes (42). Sin duda, de adolescentes las jugadoras continúan presentando una tendencia a tener alineación de los miembros inferiores y mecánicas de movimiento potencialmente perjudiciales (3, 42). En ausencia de un entrenamiento neuromuscular, las jugadoras también tienen una tendencia a concentrar de manera preferencial el cuadriceps sobre los músculos isquiotibiales durante la actividad, esto se conoce como dominio del cuadriceps (14). Dichos factores biomecánicos y patrones de concentración anormales están implicados en las diferencias de género en los índices de lesión del ligamento cruzado anterior después de la pubertad, la cual no se ve antes de esta etapa del desarrollo. Varios estudios informaron que las jugadoras adolescentes tienen un índice de lesión del ligamento cruzado anterior de 2 a 10 veces mayor en comparación con los jugadores masculinos, dependiendo del deporte (17).
Por lo tanto el entrenamiento neuromuscular que tiene como fin hacer frente a estas cuestiones sigue siendo una prioridad para las jugadoras adolescentes (2, 42). Numerosos estudios apoyan el entrenamiento de la capacidad neuromuscular para compensar este riesgo incrementado de lesión en la rodilla. Después de la intervención de un entrenamiento neuromuscular, los índices de incidencia de lesión de rodilla en las jugadoras de deportes de equipo de la escuela secundaria se redujo a un nivel similar a los de los atletas masculinos sin entrenamiento que se han estudiado (22). Luego de la intervención, en el estudio, los índices de lesión de rodilla de estas jugadoras adolescentes fueron casi 4 veces menores que aquellas jugadoras sin entrenamiento.
Estudios recientes han demostrado que los atletas masculinos post-púberes también pueden seguir teniendo la alineación del valgo de los miembros inferiores durante las tareas de aterrizaje de caída, a pesar de los niveles de fuerza notoriamente incrementados de los miembros inferiores (3, 39). Por lo tanto se deduce que tampoco debería faltar una revisión apropiada y un entrenamiento neuromuscular con los jugadores masculinos adolescentes de deportes de equipo. También es evidente la necesidad constante de un entrenamiento neuromuscular en los varones durante la adolescencia en vista de las rápidas ganancias en la masa corporal y la fuerza, particularmente de ellos, que son características de esta etapa de su desarrollo físico. En los jugadores pre-púberes, las cuestiones sobre el control neuromuscular y la alineación perjudicial de los miembros inferiores se compensan con su baja masa corporal y velocidad de movimiento (3). En contraste, los jugadores adolescentes son mucho más pesados y generan mayores fuerzas y velocidades de movimiento. Ambos factores se combinan para incrementar de manera notoria las tensiones impuestas como resultado de una inercia y un impulso mayores en los jugadores adolescentes en relación con los jugadores pre-púberes (3). Por lo tanto las consecuencias de cualquier disminución en el control neuromuscular de los jugadores adolescentes aumentan en gran medida.
ACONDICIONAMIENTO METABOLICO
Los jugadores pre-púberes y adolescentes pueden beneficiarse con un acondicionamiento para incrementar la resistencia aeróbica (38). Las modalidades de entrenamiento utilizadas deben variar entre las etapas de maduración; del mismo modo, a medida que el jugador crece y madura, también deberían modificarse la intensidad, la duración y los volúmenes prescritos. Se sugiere una variedad más amplia de actividades y modalidades de entrenamiento cruzado para los jugadores pre-púberes (5, 27). Cuando el jugador joven madura, las directrices de entrenamiento varían para reflejar los cambios correspondientes de las capacidades físicas. Las modalidades de entrenamiento se harán más específicas del deporte y, del mismo modo, se incrementará la intensidad de las actividades de acondicionamiento. Se recomienda que las actividades del entrenamiento con sobrecarga utilizadas con los jugadores pre-púberes eviten ser monótonas y apunten a incorporar un elemento divertido (5, 27). También se sugiere que antes de la pubertad, se limite la intensidad para moderar los niveles y que los volúmenes de entrenamiento (es decir, la duración o las distancias cubiertas) se incrementen de manera gradual para la progresión del entrenamiento (5). Ambas perspectivas apuntan a un enfoque menos disciplinado en relación con el que se utilizó con los grupos de jugadores de mayor edad. De este modo, no sólo el acondicionamiento sigue siendo divertido, sino que también el jugador joven puede controlar por sí mismo la intensidad del trabajo. Los ejercicios de destreza y movimiento relacionados con el deporte se pueden adaptar para el acondicionamiento (5, 24). Los juegos de balón con reglas simplificadas son otra buena opción para las actividades de acondicionamiento con estos jugadores jóvenes (5).
Durante la pubertad, las ganancias en la resistencia relacionadas con el crecimiento se producen de manera natural como resultado del desarrollo de los sistemas cardiovascular y respiratorio, y las mismas se pueden utilizar para aumentar las respuestas al entrenamiento. Durante esta etapa, la capacidad de los atletas jóvenes para la ejercitación anaeróbica también aumenta (41). Sin embargo, la tolerancia individual de los jugadores para el entrenamiento diferirá de acuerdo a su etapa de desarrollo. Esto puede variar ampliamente en un grupo de jugadores de la misma edad cronológica (5, 27). Se debe prestar atención a esto cuando los jugadores que entrenan tienen una edad en la que pueden estar atravesando la pubertad. Parecería que un énfasis continuado en el acondicionamiento metabólico apropiado es vital para las jugadoras femeninas, en especial para hacer frente a la disminución aeróbica que, de otro modo, se observa en las niñas después del inicio de la pubertad (38).
Se identifica a la adolescencia como el momento de especialización en la preparación física de los jugadores jóvenes (5, 38). Los cambios fisiológicos durante la pubertad incrementan la capacidad, y también la respuesta, de los jugadores jóvenes para el entrenamiento anaeróbico (38). Esta forma de acondicionamiento es un requisito de la mayoría de los deportes de equipo, por lo tanto se deduce que el entrenamiento anaeróbico debería estar cada vez más presente en la preparación física de los jugadores adolescentes. Varias modalidades de entrenamiento por intervalos demuestran ser efectivas en mejorar las mediciones de la resistencia de la aptitud física y los indicadores de rendimiento de los jugadores de deportes de equipo (21, 25). Una carrera de colina con intervalo de alta intensidad ha demostrado que genera una mejora significativa en la resistencia, incluyendo el umbral de lactato, de los jugadores de fútbol jóvenes, que también se transmitió a las mediciones de rendimiento del fútbol durante los partidos (21). Asimismo se informó que un protocolo específico de fútbol aplicado a un recorrido determinado que incluye el regateo del balón alternado con esprints de lanzada hacia atrás y adelante a través de conos genera las suficientes intensidades altas (es decir, 93% de la HRmáx. o 91% del VO2máx) para el acondicionamiento de los jugadores mayores (25).
Los juegos de acondicionamiento basados en destrezas también demuestran potencial para utilizarlos en el desarrollo de la capacidad anaeróbica en diferentes deportes de equipo, en particular el rugby de unión y el fútbol (16, 25, 31). Al cambiar la cantidad de jugadores de cada lado, el área de juego y las reglas, se han informado intensidades de ejercicios en un rango de 87% a 91% de la HRmáx (31) y 91% de la HRmáx (25) en diferentes grupos de jugadores de fútbol masculino de primera división en Inglaterra y Noruega, respectivamente. La resistencia aeróbica sigue siendo un requerimiento clave para los jugadores jóvenes de la mayoría de los deportes. Es necesario que las modalidades de entrenamiento utilizadas para desarrollar la resistencia aeróbica con los jugadores adolescentes sean cada vez más específicas del deporte. Por lo tanto, las modalidades de entrenamiento cruzado deberían enfatizarse sólo durante el período de fuera de temporada, una vez que los jugadores lleguen a la adolescencia. Mediante la selección de los períodos de trabajo, los descansos y los intervalos de recuperación apropiados, es posible que el entrenamiento constante de alta intensidad genere ganancias de resistencia aeróbica y anaeróbica (44). Con el tiempo, se deduce que el desarrollo de la resistencia aeróbica del jugador en crecimiento se puede alcanzar en su mayor parte a través de esta forma de entrenamiento (31), en particular durante la temporada de juego. Una vez más, esto se puede lograr a través de los ejercicios de acondicionamiento adecuados, basados en destreza o juegos de acondicionamiento (21, 25).
No hay comentarios:
Publicar un comentario