Un Enfoque de la Preparación Física para Jugadores Juveniles de Deportes de Conjunto
Paul Gamble.
Heriot Watt University, Sport and Exercise Science and Medicine Centre, Sports Academy, Edinburgh, United Kingdom.RESUMEN
Los beneficios de la preparación física de los atletas jóvenes son cada vez más aceptados. Este artículo investiga la necesidad de los diferentes aspectos de la preparación física de los atletas jóvenes que compiten en deportes de equipo organizados. Además, intenta definir lo que constituye un entrenamiento de fuerza apropiado, un acondicionamiento metabólico y un entrenamiento neuromuscular para los jugadores jóvenes de deportes de equipo en las diferentes etapas de crecimiento y maduración.
Palabras Clave: deportes juveniles, entrenamiento de fuerza, acondicionamiento metabólico, entrenamiento neuromuscular, prevención de lesiones.
El entrenamiento juvenil requiere un enfoque específico y diferente para el diseño y la implementación de la preparación física. Como bien señala Bompa, no se puede considerar a la gente joven simplemente como “mini adultos” (5). La composición psicológica de los niños y los adolescentes es notablemente diferente a la de los adultos maduros (38), de lo cual se deduce que los parámetros que se aplican en el diseño del entrenamiento deberían reflejar estas diferencias.
El sistema neural, el hormonal y el cardiovascular se desarrollan con los avances de la edad biológica, dando lugar a los cambios correspondientes en el desempeño neuromuscular (42). Los índices de desarrollo de muchos de los parámetros de desempeño fisiológico y físico medidos en atletas jóvenes de deportes de equipo han demostrado un pico aproximadamente al mismo tiempo de alcanzar la velocidad pico de altura (41). La edad en la que sucede esto es muy personal, las edades típicas son por lo general a los 11,5 años para las niñas (3) y 13,8 a 14,2 años para los varones (41). Sin embargo, esta edad varía de manera considerable, los niveles de maduración biológica y fisiológica pueden ser notablemente diferentes entre los atletas jóvenes de la misma edad cronológica (5, 27).
Por lo tanto, lo que constituye un entrenamiento de fuerza y un acondicionamiento metabólico apropiados para un jugador joven se determina mediante, y es propio de, el nivel de desarrollo físico individual del jugador. El nivel de madurez física también influye en el mecanismo de los efectos del entrenamiento, ya sea que los factores neurales intervengan de manera predominante en las mejoras o que la adaptación morfológica y fisiológica desempeñe la función más importante (43). La madurez emocional y psicológica del individuo es otro factor importante a tener en cuenta a la hora de diseñar e implementar el entrenamiento de fuerza para el jugador de un deporte juvenil (27, 43).
Otro aspecto del entrenamiento para atletas jóvenes que ha recibido menos atención es el entrenamiento neuromuscular, que incluye la instrucción específica y la práctica de mecánicas básicas de movimiento. El control neuromuscular y postural, y la biomecánica del movimiento para el salto, la toma de contacto con el suelo, la carrera y el cambio de dirección se pueden desarrollar en el jugador joven de deportes de equipo como medio para mejorar el atletismo. Dicho desarrollo de destrezas básicas de movimiento también pueden ayudar a reducir el riego de lesión mediante la preparación del jugador joven para que reaccione mejor a los desafíos en el entorno del juego.
LA NECESIDAD DE LA PREPARACION FISICA EN LOS JUGADORES JUVENILES DE LOS DEPORTES DE CONJUNTO
Una preocupación pública importante sobre la salud es el comportamiento sedentario y los niveles decrecientes de inactividad física de la juventud en todo el mundo (23). La actividad física regular y la nutrición adecuada ejercen una importante influencia en el crecimiento y el desarrollo de los niños y los adolescentes. Desde esta perspectiva, una preparación física apropiada supone una mayor importancia para el desarrollo atlético del jugador joven dada la aparente carencia de actividad física habitual en otros aspectos de su estilo de vida. La ausencia de un programa de preparación física que ayude a alcanzar un nivel de umbral de actividad física puede dificultar el desarrollo de los jugadores jóvenes durante los períodos críticos de su crecimiento y maduración al punto de que podrían no alcanzar su potencial genético (23). Como resultado de los modernos estilos de vida sedentarios, los jóvenes a menudo no están preparados físicamente para afrontar los rigores de los deportes juveniles (12, 27). Por consiguiente, el aumento en la participación de deportes juveniles organizados en Norteamérica ha estado acompañado por un dramático incremento de las lesiones relacionadas con el deporte (17, 27). No se ha documentado si el incremento en la cantidad de lesiones ha sido proporcional al aumento de la cantidad de participantes o si ha habido un incremento relativo en el índice de lesiones entre estos jugadores jóvenes.
Sea cual sea el caso, aproximadamente un tercio de los atletas jóvenes que participan en deportes organizados en los Estados Unidos sufren lesiones que requieren de atención médica (2). El índice del tratamiento médico para las lesiones deportivas alcanza su punto máximo entre las edades de 5 y 14 años y disminuye de manera progresiva de allí en adelante (1). El tobillo y la rodilla son los lugares de lesión más comunes que se han informado en estos atletas jóvenes (1, 2). Los jugadores de deportes juveniles también parecen estar ante un mayor riesgo de sufrir dolor en la parte baja de la espalda y lesiones agudas en la columna vertebral lumbar, en especial durante la adolescencia (28). Se cree que la mayoría de las lesiones relacionadas con el deporte en los atletas jóvenes tiene que ver con una preparación física inadecuada (27). Las condiciones de fatiga muscular ponen al atleta ante un riesgo de lesión mayor, es más probable que los jugadores cansados sufran una lesión en las últimas etapas de un juego que cuando están descansados. Asimismo, es más probable que los jugadores sufran una lesión al comienzo de la temporada, cuando sus niveles de aptitud física no alcanzan el estándar (45).
La preparación física, que incluye un entrenamiento de fuerza y un entrenamiento para desarrollar la aptitud física cardiorrespiratoria, es por lo tanto una parte consolidada de la estrategia para prevenir lesiones deportivas, incluyendo aquellas de los deportes infantiles y juveniles (32). Las habilidades motoras inadecuadas son otro factor identificado que incrementa el riesgo de lesiones en los deportes juveniles (1). Una vez más, estas habilidades pueden desarrollarse a través de una preparación atlética adecuada. Las lesiones que se sufren durante la práctica de deportes juveniles son a menudo una razón que se menciona para la interrupción en la participación de los deportes de adulto (32). Este cese tiene consecuencias negativas para la salud debido a los vínculos establecidos entre la inactividad física, la obesidad y las enfermedades crónicas de la adultez. Desde esta perspectiva, la prevención de lesiones en los deportes juveniles es gran importancia, más allá de intensificar el rendimiento en los deportes juveniles (32).
INCIDENCIA DE LESIONES POR SOBREUSO EN LOS DEPORTES JUVENILES
Al organizar la participación de los adolescentes en el entrenamiento físico y los deportes organizados, es importante reconocer que los jóvenes aún están en crecimiento (5, 27). Los entrenadores deben tener en cuenta que los huesos, los músculos y los tejidos conectivos del atleta joven aún no están desarrollados por completo. Así, los altos volúmenes de práctica repetitiva pueden hacer que el jugador joven sea susceptible de sufrir una lesión por abuso.
Esto no sólo establece que es necesario una práctica y programas de competencia apropiados para la edad, sino también que la preparación física de los jugadores jóvenes se diseñe de manera específica para reflejar su etapa de crecimiento y maduración. Los factores bioquímicos parecen intervenir en el índice de lesiones por abuso en la participación de los deportes juveniles. Los cambios rápidos en el tamaño y la longitud de los miembros durante los estirones alteran los mecanismos de los movimientos atléticos (20). Mientras los atletas jóvenes crecen, estos cambios en verdad incrementan las fuerzas y las tensiones mecánicas involucradas en los movimientos deportivos.
Cuando el jugador joven experimenta un estirón, se debe tener un cuidado particular, en vista de la suma del agotamiento asociado al rápido crecimiento y las tensiones físicas durante la competencia y las prácticas (38). Durante este período, el esqueleto inmaduro puede ser más susceptible a las lesiones que en etapas posteriores del desarrollo del atleta, las lesiones de la columna vertebral lumbar en particular parecen incrementarse en los atletas adolescentes (28). Del mismo modo, el cartílago en crecimiento es más propenso a las lesiones en comparación con el momento en el que el jugador alcanza la madurez física, que también puede ser un factor en algunas lesiones por abuso (1).
Con el tiempo, los músculos y los tejidos conectivos reaccionan para acomodar estos cambios relacionados con el crecimiento, no obstante, hay un intervalo antes de que ocurra esta adaptación (20). En circunstancias normales, los tejidos conectivos permanecen dentro de sus límites de insuficiencia durante esta fase de intervalo. Sin embargo, durante la pubertad de los varones en particular, hay un rápido incremento en la masa corporal y la fuerza, la fuerza de los tendones y los ligamentos responde relativamente con más lentitud que el músculo, esto significa que estas estructuras están más cerca de los límites de insuficiencia en los jugadores jóvenes durante esta fase de maduración (20). Realizar reiteradamente un movimiento deportivo determinado durante este período delicado del desarrollo del jugador joven puede entonces llevar a sufrir una lesión por abuso. El punto de unión del tendón al hueso (es decir, la apófisis) es un área particularmente propensa a sufrir una lesión por abuso en el jugador que está en crecimiento (1). La lesión por micro traumatismo o la apofisitis, por lo general ocurren en el tobillo (condición de Sever) y el codo (“codo de Ligas Menores”) en niños más pequeños (es decir, 7-10 años). Una afección similar, la enfermedad de Osgood-Schlatter, ocurre en la inserción del tendón patelar y a menudo se ve entre las edades de 11 y 15 años (1). En ciertos deportes juveniles, existe un riesgo de sufrir lesiones por abuso debido a los esguinces que tienen que ver con la práctica reiterada de una destreza de movimiento particular del deporte durante las prácticas y los juegos, como en los deportes de lanzamiento. En los estados Unidos, se ha estimado que estas lesiones por abuso constituyen aproximadamente la mitad de todas las lesiones relacionadas con el deporte que requieren de un tratamiento médico (20). Para combatir este problema, algunos consejos escolares sugieren límites para la cantidad de repeticiones de los movimientos (i.e., el número de lanzamientos) que puede realizar un jugador joven durante una sesión de práctica (20).
ENTRENABILIDAD DE LOS ATLETAS JOVENES
Las oportunidades para mejorar en los diferentes aspectos de la aptitud física y el rendimiento motor varía cuando el joven atleta atraviesa las diferentes etapas de maduración física. Los ritmos de desarrollo de muchos de los parámetros fisiológicos parecen alcanzar su pico casi al mismo tiempo que la velocidad pico de altura (es decir, es la etapa de máximo crecimiento en altura) en jugadores jóvenes de deportes de equipo (41). La edad en la que se alcanza la velocidad pico de altura varía de manera considerable pero se informó que ocurre cerca de los 11,5 años para las niñas (3), y entre los 13,8 y los 14,2 años para los varones (41). Los pre-adolescentes tienen un potencial considerable para el aprendizaje motor. Muchos autores han afirmado que las habilidades motoras complejas no se dominan hasta los 10 a 12 años (1, 3). Se sugiere que hay una excelente oportunidad para el desarrollo motor antes de la pubertad. Enseñar las mecánicas básicas de movimiento para la carrera, la desaceleración y el cambio de dirección debería constituir una parte fundamental del entrenamiento de todos los jugadores jóvenes. Se aboga por realizar ejercicios de entrenamiento complejos con todo el cuerpo para mejorar la coordinación y el atletismo. Tal entrenamiento también desarrolla un conocimiento cinestésico y de propiocepción y hace que el jugador joven pueda conservar mejor su equilibrio bajo la presión de los oponentes y adaptarse en un terreno irregular. Por lo tanto mejorar estas habilidades funcionales puede tener un efecto de protección que ayude a prevenir una lesión (12).
Antes se suponía que el entrenamiento de fuerza antes de la pubertad no era viable ni efectivo. No obstante, en la actualidad parece que los niños pre-púberes muestran un alcance significativo para la ganancia de fuerza, mucho mayor al que se le atribuye a un crecimiento y una maduración normal (11). De hecho, las ganancias relativas en la fuerza registradas en el entrenamiento con sobrecarga en los niños pre-púberes son de magnitud similar a aquellas que muestran los adolescentes (11).
Sin embargo, existen condiciones para obtener mayores ganancias de fuerza absoluta en los adolescentes. La pubertad pone en funcionamiento importantes cambios fisiológicos y hormonales (38). Los aumentos de las hormonas anabólicas circulantes durante la pubertad afectan de manera considerable las respuestas al entrenamiento de fuerza, en especial el alcance de la hipertrofia del tejido. Este caso se da en especial entre los varones adolescentes. No obstante, la potencia por kilogramo (es decir, la masa corporal) que los adolescentes son capaces de generar es aún menor que la de los adultos (38).
Durante la pubertad, se producen mejoras espontáneas en el rendimiento motor y los parámetros fisiológicos que están relacionadas con el crecimiento. Un estudio longitudinal de jugadores de fútbol juvenil mostró que estas ganancias naturales pueden estancarse durante el intervalo anterior a que el joven atleta alcance la velocidad pico de altura, incluso puede disminuir el rendimiento durante este período, puesto que ocurre con marcas de velocidad de 30 m. (41). Luego, a la edad en la que se alcanza la velocidad pico de altura, varias de estas ganancias naturales en las marcas de rendimiento fisiológico y motor parecen alcanzar su pico de índice de desarrollo. En los 12 a 18 meses posteriores a la velocidad pico de altura, se observan índices de disminuciones en los aumentos de muchos de estos parámetros relacionados con el crecimiento (41). Por eso, las marcas en el rendimiento motor, en ausencia de una intervención de entrenamiento, parecen estancarse al final de esta fase del desarrollo de los jugadores de deportes juveniles.
Los cambios en los sistemas músculo esquelético, cardiovascular y respiratorio durante y después de la pubertad tienen importantes consecuencias para el acondicionamiento metabólico (38). Hay diferencias notorias entre los jugadores pre-púberes y los adolescentes en términos de respuesta al entrenamiento anaeróbico y aeróbico. Durante la pubertad, la respuesta de los jugadores jóvenes para la ejercitación anaeróbica aumenta de manera progresiva (38). Antes de la pubertad, los atletas jóvenes tienen una capacidad limitada para este tipo de entrenamiento. Durante la pubertad el índice de mejoras de la capacidad anaeróbica relacionadas con la maduración alcanza su punto máximo cerca de la velocidad pico de altura, aunque de allí en adelante continúan las ganancias naturales (41).
Los niños y adolescentes muestran ganancias en la aptitud física cardiovascular y respiratoria con el entrenamiento aeróbico (38). Sin embargo, los jugadores jóvenes pueden lograr ganancias significativas en particular durante la pubertad, puesto que alcanzan su velocidad pico de altura (es decir, cerca de los 14 años para los varones y los 12 años para las niñas), en parte debido a los efectos madurativos mencionados (41).
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